Alemania - 2007
En busca del pasado
Me resulta un poco extraño escribir sobre un viaje que hice a mi propio país como un visitante más, pero voy a intentarlo. Llevo muchísimos años residiendo en España, de hecho, más que en Alemania, aunque de vez en cuando, con intervalos considerables y por los motivos que fueran, sí que volví a mi tierra por espacios de tiempo más bien breves.
En el año 2007, no obstante, todo era distinto. Me explico: junto a mi hija hicimos un viaje, digamos casi turístico. Por un lado, pude conocer rincones de mi país que jamás había visto y por otro lado me dio la oportunidad de volver a ver lugares que pertenecen a mi pasado.
Para comenzar, volamos desde Mallorca al aeropuerto de Colonia/Bonn con la intención de permanecer un día y una noche en Bonn para luego continuar a Kirchsahr/Renania Palatinado, lugar que quería conocer por razones muy personales.
Bonn había sido durante muchos años la sede del gobierno alemán, antes de que éste fuera trasladado a Berlin, prácticamente en su totalidad. Había estado otras veces en Bonn por razones profesionales (en aquel entonces trabajaba para el Consulado de mi país en Palma).
Nosotras nos alojamos en un hotel no lejos del centro de la ciudad (Bonn Innenstadt) y cerca del Rhin.
No tardamos en dar una vuelta por las calles comerciales con algunos edificios muy típicos y singulares. Visitamos el mercado al aire libre, la Universidad, el “Alte Rathaus” (ayuntamiento antiguo) y, por supuesto, también la casa donde había nacido Ludwig van Beethoven, ese gran compositor.
Desde Bonn alquilamos un taxi para que nos llevara a Remagen para conocer el lugar con el famoso puente y el "Friedensmuseum" (Museo de la Paz), dedicado a los acontecimientos acaecidos allí durante la 2ª Guerra Mundial. Como ya dije antes, tenía mis motivos muy personales y familiares por querer conocer este lugar. Después de una visita al impresionante museo, el mismo taxi nos llevó directamente a Kirchsahr/Ahrweiler, un pequeño y romántico pueblo, casi escondido entre bosques. Encontramos lo que íbamos buscando, la tumba de mi padre biológico. Eran momentos emotivos y especiales. Tal vez algún día escribiré un libro basado en la búsqueda de la historia de mi padre Robert que tiene que ver mucho con estas visitas a Remagen y Kirchsahr. Hicimos muchas fotos y visitamos los alrededores. Luego nos despedimos de este singular pueblo recondito con una comida típicamente alemana en el único restaurante que encontramos y dimos por concluída nuestra estancia en este paisaje realmente bonito.
Nuestro siguiente destino era el norte de Alemania, concretamente Hamburgo y Elmshorn, la ciudad de Schleswig-Holstein donde había pasado mi infancia y parte de los años de mi juventud, lamentablemente en su mayor parte habían sido tiempos de guerra y posguerra. Así que volamos de Köln/Bonn al aeropuerto Fuhlsbüttel de Hamburgo, donde el hijo de unos amigos nos recogió y nos llevó al hotel en la mencionada ciudad.
Pronto después de habernos instalado en el hotel, nos dimos una vuelta por la ciudad y allí estaba todo lo que en otros tiempos había sido parte de mi vida: la casa donde había crecido, las calles que recorrí, el instituto, la preciosa iglesia donde de muy jovencita había cantado en el coro juvenil los domingos, el pequeño río, mi puente de madera más querido, el viejo cine, la estación y sus trenes, la calle principal con su tiendas antiguas y los lugares donde había jugado. También encontré algunos amigos - aunqe pocos - de aquellos tiempos lejanos.
Otro día nos reservamos para ir en tren hasta Hamburgo para ir recordando los años que había residido en esta magnífica ciudad. Para mí ha sido un grandísimo placer volver a ver la casa, una mansión histórica, donde había trabajado y vivido, pasear por las calles que más había frecuentado y las que consideraba de alguna manera “mi” Hamburgo. Es que la ciudad de Hamburgo es especial, interesante, cosmopolita, elegante, tiene carácter y un ambiente acogedor.
Claro está, dimos una vuelta en barco por el Alster (un rio-lago en el centro de la ciudad), participamos en un “sightseeing” muy extenso que nos llevó desde el majestuoso ayuntamiento (Rathaus) hasta el grandioso puerto de Hamburgo y de vuelta al centro. Aún después de regresar del tour, recorrimos todas estas calles conocidas (p.e. Mönckebergstrasse, Ballindamm, Jungernstieg y Colonnaden) que solía frecuentar en los años 50. Ya de noche, desde la conocida estación Dammtor cogimos el tren de nuevo destino a la ciudad de mi infancia para descansar en el hotel de este interesante y emotivo día en Hamburgo.
Todo este viaje en busca del pasado se lo tengo que agradecer a mi hija y lo hago de corazón.