Portugal - 1996
Madeira vía Lisboa
Año 1996, juntos con unos buenos amigos nuestros, nos apuntamos a un viaje a Lisboa y Madeira vía Madrid. En Madrid subimos a un avión de “Air Portugal” para que nos llevara a la isla más sorprendente, de exuberante vegetación, considerada el jardín flotante, denominada también “isla de las flores” con increíbles carreteras serpentinas (puedo asegurar que quitan el hipo) y su hermosa capital Funchal.
Pero vayamos por partes. La primera gran incógnita era la llegada al aeropuerto de Funchal, mejor dicho, su reducida pista de aterrizaje. Bueno, había oído hablar de las condiciones y sabía que el aeropuerto de Funchal era uno de los aeropuertos extremos. Tengo que confesar que al iniciar el aterrizaje me puse muy tensa. ¿Y si al piloto no le bastaba la pista? Pero todo fue estupendamente bien, aplaudimos todo el pasaje y pisamos tierra portuguesa en medio del Atlántico.
La ciudad de Funchal es preciosa. A mí me cautivó, su arquitectura, sus jardines, su mercado, su ambiente, en fin, es una ciudad hermosa y la disfrutamos como tal. Los veranos de Madeira son cálidos y los inviernos suaves, pero las lluvias también son una característica de la isla. Nosotros tuvimos la gran suerte de que no llovió ningún día durante nuestra estancia.
Para hacer excursiones en la isla nos recomendaron alquilar un minibús con chofer y guía locales. Nuestra primera excursión nos llevó a las casas típicas de Santana, después de alcanzar lo alto de las montañas por caminos tortuosos y peligrosos, donde hicimos fotos. Una vez llegados otra vez a la costa, visitamos las piscinas naturales de Porto Moniz, donde también almorzamos muy bien, antes de regresar nuevamente a Funchal.
No voy a describir los caminos que recorrimos con nuestro minibús, siempre al filo de las pendientes que daban al mar, no. Más de una vez cerré los ojos y pensé “será lo que Dios quiera”.
Nuestro hotel se encontraba algo alejado del centro neurálgico de Funchal y, a decir la verdad, no había muchos clientes en aquel momento (finales de octubre). Por la noche, cuando tomábamos algo en la terraza, parecíamos ser casi los únicos y echabamos de menos un poco de ambiente festivo.
Pero al menos una de las noches lo encontramos en una barbacoa turística con bailes populares incluido. Fue muy divertido y nuestra amiga se lo pasó en grande entre músicos y bailarines.
A finales de abril/principios de mayo en Funchal se celebra la Fiesta de la Flor. Sin duda, debe de ser algo maravilloso y una sinfonía de colores. Por ello, si alguna vez volviese a Madeira, procuraría que fuese para estas fechas para disfrutar su color y belleza de tantas flores y plantas.
Dos apuntes más: El famoso vino dulce de Madeira y el famoso futbolista Cristiano Ronaldo han nacido en esta isla.
Nuestro vuelo de Funchal a Lisboa también transcurrió con toda normalidad. Habíamos planeado quedarnos en la capital portuguesa durante 2 días antes de volver a Madrid y Palma respectivamente. Pero de esto hablaré en otro momento.